Entre la curiosidad y el miedo, tu voz interior: aprende a escucharla

Imagen de Shahariar Lenin en Pixabay
¿Cuántas veces ha querido hacer algo y, al final, no te has atrevido?
Algo como comprarte aquel vestido tan bonito (¿y si no me queda bien?), aprender aquello que tanto te apasiona (soy demasiado joven/mayor…), adquirir ese hábito de vida que admiras (es imposible, es demasiado, no puedo…).
Supongo que imaginas mi siguiente pregunta, ¿cuántas veces has silenciado esa voz interior?
Al callar esa voz, cuando es equilibrada, amable y saludable, estás callándote a ti. Estás, en realidad, rechazando tus propias ganas de hacer, empezar o cambiar aquello que podría ser mejor.
Y no solo eso: también te estás enseñando a ignorar tu voz interior, sin siquiera darte cuenta. Quien dice voz interior dice ganas, sueños, motivación, instinto, curiosidad.
Qué pasa cuando callamos nuestra voz interior
La voz interior, para que nos entendamos, es esa voz que nos guía cuando no estamos seguras de algo. Esa voz que nos dice «esto quizá no está bien, voy a hacer esto otro», «hace mucho tiempo que no me compro algo, puedo hacerlo y ese vestido es realmente bonito» o «¿qué sería capaz de dibujar si me apuntara a unas clases?».
Se trata de una voz mucho más amable, alegre y respetuosa que esa otra voz que a veces nos domina. Sí, esa voz quejumbrosa, repetitiva, a menudo negativa, que suena constantemente en nuestra cabeza. Esos «no puedo», «es imposible», «es ridículo», «es una tontería»…
Yo, por ejemplo, siempre tuve claro que quería emprender, tener mi propia consulta online y acompañar, en ella, a otras personas a conseguir el bienestar emocional que merecen. Sin embargo, también estaba ese otro «yo» diciéndome que no podría hacerlo por un sinfín de motivos.
Afortunadamente, ganó mi voz interior, mi instinto, mis ganas, mi motivación. Y aquí estoy, realmente feliz conmigo, con mi vida y con mi entorno.
La voz quejumbrosa que nos limita, normalmente es una voz aprendida. Se basa, mucho, en las opiniones externas, en el miedo al fracaso o al qué dirán. Y darle el poder a esa voz, tiene dos consecuencias muy claras.
1) Inseguridades vitales, sentirnos en conflicto con lo que realmente queremos en la vida.
2) Ansiedad ante la espera y el esfuerzo por tratar de encontrar el momento o la oportunidad «ideal».
Entre la curiosidad y el miedo, estás tú
Si te sientes identificada con todo esto, te propongo tres ejercicios para que puedas equilibrar esas voces en tu interior.
1) Muévete. Haz algo de ejercicio, baila, camina, haz yoga. Lo que sea. Aprende a sentirte contigo, con tu cuerpo, sin pensar en nada más que en lo que estés haciendo.
2) Escribe en un cuaderno, sin pensar, directamente, ideas y sueños que te gustaría alcanzar. ¡No vale editar, tachar o borrar después! Solo déjate llevar.
3) Decide: miedo o curiosidad. El miedo nos protege ante un peligro real o imaginario, nos dice «esto puede ser peligroso, huye o haz algo para afrontarlo mejor». La curiosidad nos aprende a descubrir lo nuevo, a aprender, a experimentar la posibilidad de fracasar y de tener éxito. Ambas son necesarias, pero la decisión siempre debe ser tuya.
Estos tres consejos te ayudarán a escucharte un poquito más y un poquito mejor, ya lo verás. ¿Qué tal si lo pruebas y me cuentas qué tal te ha ido?
Estaré encantada de leerte en los comentarios, saber si alguna vez las luchado por saber lo que realmente quieres y qué cosas te han ayudado a escuchar tu voz interior.
Gracias por estar aquí, ¡nos seguimos acompañando!
María
0 comentarios