Sobreexcitabilidad: no hay nada malo en ti
¿Disfrutas plenamente cuando tu mente está concentrada en una tarea de aprendizaje nueva? ¿Eres sensible a la textura de los alimentos, al punto de rechazarlos por ello? ¿Te has emocionado alguna vez solo contemplando una obra de arte? ¿Las injusticias te duelen al punto de tener que evitar estímulos asociados o, contrario a ello, al punto de involucrarte al máximo en una cuasa?
Si has respondido que sí a alguna pregunta de las anteriores, espero que este artículo te ayude a conocerte y aceptarte un poquito más. Vamos a hablar de sobreexcitabilidad, es decir, la sobre-sensibilidad o intensidad de respuesta hacia determinados estímulos, en comparación con la mayor parte de la población. Veamos sus tipos, si es algo bueno, malo o neutro, y qué hacer al respecto:
Sobreexitabilidad intelectual
La sobreexcitabilidad intelectual se caracteriza por la curiosidad, las preguntas perspicaces, la capacidad de concentración y resolución de problemas, así como por el disfrute ante nuevos conocimientos. Las personas con esta sobreexcitabilidad tienden a la búsqueda constante de nuevos retos de aprendizaje y llegar al «máximo» en cada uno de ellos.
En general, las personas que tienen sobreexcitabilidad intelectual se plantean preguntas recurrentemente a las que les gusta hallar respuesta mediante lecturas, cursos y consultas a expertos/as. Son personas que disfrutan de las actividades que exigen concentración y suelen interesarse de forma particular en temas éticos y morales.
Una particulardidad de las personas con sobreexcitabilidad intelectual es que, además, piensan de manera independiente, y pueden tornarse impacientes cuando otras personas no comparten su sensibilidad acerca de una idea o problema. Esto puede conducir, a veces, a problemas con la autoridad o bien a conflictos internos emocionales.
Sobreexcitabilidad imaginativa
La sobreexitabilidad imaginativa es probablemente la menos conocida y más tabú. Consiste en la capacidad de mejorar la experiencia de vida en un momento dado a través de mascotas, amigos o universos imaginarios. Todo ello, sin perder la conexión con la realidad, pero pudiendo experimentar emociones reales con esas creaciones. Es común la mezcla de fantasía y realidad.
Estas relaciones de juego imaginario (más común en la infancia que en la adultez, pero no por ello exclusiva de la infancia) suelen ser esquemáticamente complejas y ricas en metáforas y creatividad. Las personas con sobreexitabilidad imaginativa pueden quedar absortas en su mundo de fantasía, especialmente en entornos formales de educación o cuando necesitan autorregularse.
Sobreexcitabilidad emocional
La sobreexcitabilidad emocional se confunde, en ocasiones con problemas o trastornos del estado de ánimo, sin serlo. Las personas con esta sobreexcitabilidad reaccionan de forma más intensa emocionalmente a estímulos específicos como lugares o personas.
Pueden caer en llanto ante una injusticia o expresar sincera ira cuando fracasan, incluso en juegos o actividades de ocio. A veces, la incomprensión por parte del entorno hace que estas personas piensen que hay algo malo en ellas, ¡pero no! Solo es una sobreexitabilidad.
La sobreexcitabilidad psicomotora
Las personas con sobreexcitabilidad psicomotora se muestran especialmente llenas de energía y vitalidad. Tienden a hablar muy rápido, a ser muy entusiastas en sus conversaciones y a necesitar acción y movimiento por encima de la media.
En la infancia, puede parecer que estas personas no pueden estarse quietas, hablan constantemente y no acatan las normas. Suelen ser erróneamente diagnosticadas con TDAH, pero solo se trata de sobreexcitabilidad.
Sobreexcitabilidad sensorial
La sobreexcitabilidad sensorial consiste en percibir de manera más profunda e intensa aquello que se siente, ve, huele, degusta, toca u oye. Las personas con esta sobreexcitabilidad se ven determinadas en su vida diaria, por ejemplo:
-Eligiendo la ropa que se ponen teniendo en cuenta el roce de las costuras o las etiquetas de la misma.
-Aguantando la respiración, llevando un pañuelo o una mascarilla en ciudades o calles con tránsito de gente para no tener sensación de ahogo con ciertos olores.
–Evitando ciertos alimentos por su textura, por asco y pudiendo llegar al vómito.
-Huyendo de determinados sonidos por resultarles insoportables, hasta el punto, incluso, de abandonar lugares por ello.
La sobreexcitabilidad es normal
Sí. La sobreexitabilidad es normal, pero no común. Es habitual en personas altamente inteligentes o creativas (ej. superdotadas o altas capacidades), pero también se da, aunque con menos frecuencia, en personas que no pertencen a este colectivo.
Por tanto, si alguna vez te has sentido raro o rara, que no encajas, que algo funciona mal en ti o contigo por esto, permíteme decirte que nada de eso. Solo tienes sobreexitabilidad, ¡y no pasa nada! De hecho, le pasa a más personas. Simplemente, no suelen hablar de ello o quizá no hay nadie ahora mismo en tu entorno que tenga esa forma de percibir y vivir el mundo. Una forma que no es mejor ni peor, simplemente, diferente.
La clave está en que ésta te permita tomar decisiones de autocuidado para que no te absorba ni el deseo por encajar te haga perder tu identidad. Eres una persona válida, digna y valiosa, ¡con todas tus pasiones -sobreexcitabilidades!-).
Cuéntame
¿Te identificas con alguna de las sobreexcitabilidades que he compartido contigo? ¿Con cuál?
¿Cómo te has sentido a lo largo de la vida? ¿Qué te aporta este artículo?
¡Te leo en los comentarios!
Comparte este artículo en tus redes sociales y con tus seres queridos. Todas las personas merecemos conocernos y saber que no todo lo que resulta incómodo es algo malo.
Con amor,
María
Pedagoga y Doctora en Psicología
0 comentarios