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Las 6 claves del autocuidado para la recuperación y superación personal

El autocuidado es una parte esencial en cualquier proceso de recuperación, desarrollo y superación personal. Muchas personas somos «expertas» en ocuparnos de los sentimientos, necesidades y problemas de otras personas, pero no somos tan buenas nutriéndonos a nosotras mismas. Parte de cambiar este patrón es reconocer que tenemos, como personas, necesidades y que éstas merecen ser satisfechas también.

Muchas de nuestras luchas con el autocuidado se derivan de las lecciones que aprendimos en la infancia. Quizás crecimos sin modelos a seguir para el cuidado personal, sin que nos dijeran que nuestros sentimientos son correctos o que son importantes. Tal vez nos enseñaron a sentirnos indignos de amor y cuidado por no cumplir ciertos estándares imposibles…

Practicar el autocuidado implica deshacer esos mensajes tóxicos que recibimos en la infancia que nos decían que el autocuidado es egoísta, un derroche y solo para las personas que lo merecen. El cuidado personal es para todas las personas y es esencial para nuestro bienestar físico, emocional y espiritual. También para el tuyo. Tienes sentimientos y necesidades que son tan válidos como los de cualquier otra persona. El cuidado personal es una forma de satisfacer tus necesidades y abrazar tu yo auténtico y valioso.

En consulta es muy habitual que encontrarme con personas que no saben muy bien qué es el autocuidado y por qué es importante, necesario y merecido. Están acostumbradas a vivir en un estado constante de agobio, fatiga y reprimiendo sus propias necesidades para cuidar y complacer a los demás. Si te identificas con esto, probablemente sepas que esto no es saludable, pero es posible que aún no sepas cómo darte realmente lo que necesitas. Espero que este artículo te ayude con ello.

1) ¿Qué no es el autocuidado?

El autocuidado es el conjunto de actividades que realizamos para atender nuestras necesidades físicas, sociales, emocionales e intelectuales. Hábitos como dormir las horas adecuadas, salir a pasear, practicar una afición, conversar con un ser querido o plantearse nuevos retos son saludables para nuestro crecimiento personal. Y no solo saludables, sino esenciales si nos estamos recuperando tras un suceso estresante o traumático emocionalmente.

Curiosamente, a menudo conozco a personas que confunden autocuidado con recreación. Es decir, sienten que si se cuidan están perdiendo el tiempo o que cuidarse es hacer cosas que nos complazan o sean cómodas. Pero la clave realmente no está en la comodidad, sino en que sea sano, que nos reconforte y recargue.

Por ejemplo, pasar el día entero en aislamiento y sin tener contacto con nadie puede resultarnos cómodo si nos sentimos deprimidos, pero no es sano y no nos va a ayudar a restaurar nuestro bienestar. La tristeza nos habla de vacío y de la necesidad de conexión con nosotros mismos y con otras personas. Lo mismo ocurre, como con el aislamiento, si decidimos beber tres vasos de vino. Puede gustarnos, pero no es sano y tampoco nos va a ayudar a recuperarnos.

El cuidado socioemocional es tan importante como el cuidado físico, siempre y en todos los sentidos.

2 ) ¿Que necesitas realmente?

Para que el cuidado personal sea eficaz, debemos identificar lo que necesita nuestro cuerpo, mente y espíritu. Como seres humanos. En este sentido, una noche divertida con nuestros amigos puede «llenarnos» si nos sentimos solos o desconectados, pero puede abrumarnos aún más si lo que nos sentimos es agotados. Por eso es importante saber escuchar las sensaciones corporales que tenemos e identificar nuestras emociones adecuadamente. Ellas nos dicen qué necesitamos realmente, por encima de nuestras ganas o desgana.

Tu cuerpo y tus sentimientos te dirán lo que necesitas. Tienes que reducir la velocidad y sintonizar el tiempo suficiente para escuchar. ¿Cómo? Te sugiero comenzar con practicar la autoevaluación 2-3 veces al día. Pregúntate: «¿Cómo me siento?» (Sé lo más descriptivo que puedas. Decir, «Estoy bien», no va a ser útil). «¿Cómo se siente mi cuerpo?» (Observa cosas como dolor, tensión, frecuencia cardíaca, respiración, etc.) Esto debería ayudarte a elegir una actividad de cuidado personal que se adapte a tus necesidades físicas y emocionales.

3) ¿Consciente o inconsciente?

Sé intencional con tu autocuidado. Toma la decisión consciente, con voluntad. Pasar 30 minutos en las redes sociales es una distracción fácil y asumimos que es autocuidado porque no es un trabajo productivo. La mayoría de las personas me dicen que en realidad se sienten peor después de pasar tiempo en las redes sociales, ya sea porque se comparan con los demás o se sienten culpables por perder el tiempo. Si las redes sociales son relajantes y satisfactorias, úsalas y date permiso para hacerlo sin sentirte culpable. Sin embargo, si te deja agotada, puedes encontrar otra manera de pasar 30 minutos que realmente te deje sintiéndote mejor, más reconfortada o animada.

4) Trátate como un niño pequeño

Si todavía tienes dificultades para diferenciar el cuidado personal de otras actividades placenteras, procura tratarte como un niño pequeño. Si bien los seres humanos adultos tienen algunas necesidades adicionales, es una forma muy útil de averiguar si algo es bueno para ti.

¿Qué necesitan los niños pequeños para prosperar?

  • Comida sana
  • Suficiente descanso
  • Rutina estable
  • Compañeros de juego que los traten bien
  • Actividades que estimulen su cerebro
  • Aire fresco
  • Tiempo de juego
  • Ayuda (relaciones, actividades y recursos) para calmarse y consolarse
  • Afección física y emocional
  • Palabras amables
  • Un lugar seguro para vivir

Los adultos tienen las mismas necesidades básicas. Imagina que llegas a casa exhausto y solo quieres relajarte y olvidarte del trabajo. Tomar un bote entero de bombones y distraerte con una película suena lujoso, pero ¿dejarías que un niño pequeño hiciera algo así? ¿Ver una película mientras abusa de un bote entero de bombones? No, claro que no. No es saludable. ¿Dejarías que un niño pequeño viera televisión durante cinco horas? No, eso es demasiada televisión. No es saludable para un niño pequeño y, por tanto, no es saludable para ti.

5) Esfuerzo sin sobreesfuerzo

A ver, tampoco estoy diciendo que tengas que ser perfecto. Todos nos hemos enganchado a Netflix y alimentos o bebidas poco saludables. Hacerlo de vez en cuando está bien, pero no es un hábito de cuidado personal. Ten en cuenta que la moderación probablemente no es algo que hayas aprendido, por lo que tendrás que practicar cómo trabajar con ella. Sé amable contigo mismo y recuerda que se trata de progreso, no de perfección.

Si ves a un bebé o un niño pequeño llorando, lo recogerás; atenderás sus necesidades físicas de comida y pañales limpios, y sus necesidades emocionales meciéndolo, cantándole o hablándole suavemente. Todos los bebés merecen amor y atención amable. No nos reservamos el mejor cuidado para los bebés en función de si se lo han ganado o se lo merecen, ¿verdad? Entonces, ¿por qué sientes que debes ganarte el cuidado?

En algún momento del camino, se te ocurrió (o te enseñaron) la idea de que no eres digno del mismo cuidado que brindas a los demás. Pero el cuidado amoroso no es algo que deba ganarse; no está reservado para los perfectos, los ricos o los exitosos. Al igual que no debemos esperar hasta que un bebé deje de llorar para consolarlo, no debes esperar hasta tener todo bien antes de cuidarte a ti mismo.

6) El cuidado personal puede resultar incómodo

Cuando intentes aumentar tu cuidado personal, te sentirás incómodo. Ésta es una parte normal del crecimiento personal. Estás aprendiendo nuevas habilidades, cómo confiar en ti mismo, escuchar tus sentimientos y satisfacer tus propias necesidades. Y esto requiere práctica.

A medida que practicas el cuidado personal, observa lo que estás pensando y sintiendo. Te animo a que lo escribas y hables con un terapeuta u otra persona de apoyo. Tus pensamientos y sentimientos pueden ser señales importantes para comprender cómo está funcionando tu cuidado personal o por qué se ha descarrilado. Por ejemplo, si notas que surgen sentimientos de culpa o te escuchas decir: «no deberías gastar dinero en ti mismo», puedes esforzarte por desafiar esos pensamientos para ver si reflejan tus valores y creencias realmente. Y, luego, reemplazarlos con pensamientos de apoyo que promuevan el cuidado y la autoestima.

Si reconoces que te falta cuidado personal, comienza con algo pequeño. Quizás, valora una vez al día qué sientes y qué necesitas. Intenta hacer una pequeña cosa por ti mismo para satisfacer esa necesidad. Si estoy cansado, puedo tomar una siesta corta o irme a la cama más temprano. El cuidado personal no tiene por qué ser complicado ni costoso. Es lo que haces todos los días por ti mismo.

Esto quiere decir que no tienes que sacrificarte y superar la fatiga, los resentimientos u obligaciones. Poco a poco, puedes agregar más cuidado personal y compasión a tu vida para reflejar una nueva apreciación y aceptación de quién eres.

Tú también eres importante. Y, si en solitario te cuesta cuidarte con el amor que mereces, recuerda que puedo acompañarte en ese proceso en mi consulta online.

María de Oriéntate con María relajada, contenta y apoyando la cabeza sobre la mano

¿Cómo estás?

Soy María

Doctora en psicología y pedagoga terapeuta (col. nº1433 en COPYPCV) especializada en gestión emocional y procesos de superación personal. Compagino mi consulta online con la investigación científica en emociones, ansiedad, bullying y sus secuelas.

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