Orientatips

Cuida tus emociones, cuida de ti

Ante la adversidad, la clave no es qué, sino quién te hace sentir más a salvo

Imaginemos que estamos pasando por un mal momento, nos sentimos perdidos, confusos o vulnerables. ¿Cuál es nuestra tendencia? Aislarnos, crear una muralla alrededor de nuestro tormento, ponernos una coraza gruesa para que nada ni nadie nos dañe… ¿O buscar el apoyo, el consuelo y la seguridad en alguien que nos quiere y respeta?

El sentimiento de seguridad no es, en realidad, un sentimiento. Se trata de una experiencia viva, un aprendizaje emocional adquirido en nuestras relaciones con otras personas. Empieza en el hogar, en la respuesta de quien nos cuida ante nuestras necesidades físicas, sociales, emocionales e intelectuales. Continúa en la escuela, en la respuesta de las figuras de autoridad y del entorno que nos rodea. Y posteriormente se consolida o modifica en función de nuestros vínculos con otras personas: pareja, familiar, amigo o amiga…

Si hemos sufrido malos tratos, negligencia, abandono o un temor prolongado en el entorno familiar o escolar, es probable que hayamos aprendido a sobrevivir, no a crecer. ¿En qué sentido? En la tendencia a ponernos una coraza, no mostrar nuestra vulnerabilidad, que es innata en todo ser humano. La habilidad de hacernos los fuertes, esa tendencia a aislarnos y afrontar las adversidades en solitario. Ese reprocharnos a nosotros mismos, esa desorientación de dónde estamos o quiénes somos.

Sin embargo, esto empieza a ser diferente cuando encontramos a alguien con quien tenemos experiencias genuinas de seguridad. Alguien que se muestra presente, disponible, contenedor de nuestra locura o tormenta emocional, coherente, capaz de estar donde otros no saben. Esta capacidad de ser seres humanos seguros para otros seres humanos está en todos nosotros, especialmente si otros han sido antes, con nosotros, ese apego seguro que todos necesitamos. Eso implica…

1) Una comunicación contingente

Es posible que sintamos una conexión con esa persona que no sentimos con la mayoría, que tengamos la sensación de que nos ve y percibe de una forma diferente. Entre otras cosas, porque sea capaz de, a partir de su propia experiencia y percepción, conectar de algún modo con nuestra historia emocional.

Se trata de una persona que nos ofrece una comunicación contingente, colaborativa, respetuosa y serena. Una comunicación que contribuye, de algún modo, a nuestro consuelo y seguridad socioemocional. En otras palabras, se trata de una persona y una relación capaz de contener un poco nuestra tormenta o locura emocional a través de su presencia, los gestos, palabras, mirada y tono de voz.

2) Un diálogo reflexivo

El vínculo de apego seguro se nutre de un diálogo reflexivo en el que podemos expresarnos en el modo en el que necesitamos en ese momento. Una conversación telefónica, un correo electrónico, un intercambio de relatos, poemas o miradas. No tiene que ser un diálogo explícito, ese diálogo reflexivo consiste más bien en sentir y experimentar una conexión emocional con esa persona cuando no estamos bien. Es un saber que está ahí, saber que podemos expresarnos y que acogerá esa expresión con la conexión emocional que sentimos y sabemos que existe.

3) Una reparación

Las relaciones nunca son ideales, perfectas y estables. Es natural que, en algún momento, falle. Esa persona puede estar cansada, enfadada, estresada… Puede fallar en la respuesta a nuestras necesidades emocionales.

Sin embargo, en el vínculo de apego es más importante la respuesta habitual, la tendencia, la estabilidad, que un bache en el camino. No es lo mismo un fallo en la relación que un patrón de comportamiento.

Si se trata de un vínculo de apego seguro, la comunicación contingente, segura y calmada, el vínculo de apego, puede repararse, y volveremos a reconectarnos con esa persona. Esa persona seguirá siendo nuestro puerto seguro.

4) Una comunicación emocional

Nos regulamos emocionalmente en nuestra relación con otras personas y, en especial, con nuestra figura de apego. Si esa figura, esa persona, es capaz de de permitirnos compartir y amplificar las emociones positivas y, al mismo tiempo, compartir y calmar las negativas, estaremos aprendiendo a equilibrarnos, comprendernos y adaptarnos a las diversas circunstancias vitales. En eso se basa la comunicación emocional.

Esto se produce de forma mucho más marcada en la infancia y adolescencia, pero se reaprende en nuestras relaciones cotidianas en la edad adulta. Aceptando nuestra vulnerabilidad y nuestra necesidad de vincularnos podemos ir cambiando ese sobrevivir por un crecer en compañía.

5) Una narrativa coherente

Para que todo esto sea posible, es indispensable que la persona a la que estamos apegadas disponga de una narrativa coherente de su propia historia. No se puede acompañar o acompasar las experiencias emocionales de otras personas si antes no le hemos dado sentido a las nuestras.

Por todo ello es importante haber contado con un ser humano seguro, con un vínculo de apego seguro, antes de poder ser nosotros esa seguridad para otros. La seguridad, ese estar a salvo, no es una experiencia que surja en solitario, con una flor campestre. Es imprescindible un aprendizaje paciente y un proceso cuidado y autocuidado social y emocional.

Ese vínculo podemos encontrarlo en un buen profesional, pero también en cualquiera de las personas que nos rodean emocionalmente: nuestra pareja, un familiar, un amigo o amiga…

¿Quién es tu figura de apego actualmente?

Te propongo un ejercicio. Imaginemos que estamos en un momento de vulnerabilidad. Estamos pasando por una crisis emocional importante y acudimos a nuestra figura de apego. ¿A quién nos llevaba nuestro primer impulso? ¿Es un familiar, un amigo o amiga, nuestra pareja…?

Cuéntame en los comentarios quién es y reflexiona sobre si se trata de una figura de apego seguro, si cumple las cinco claves que hemos visto hoy. O si, por el contrario, nos estamos apegando a un ser humano que, quizá, no cubre o no puede cubrir ese vínculo.

Conocerse también es cuidarse y, tanto si te conozco como si no, sé que mereces ese cuidado. Te leo en los comentarios.

Suscríbete a la Newsletter

Recibe en tu correo electrónico orientatips para conocer tus emociones y mejorar tu bienestar. Cuida de tus emociones, cuida de ti

María de Oriéntate con María relajada, contenta y apoyando la cabeza sobre la mano

¿Cómo estás?

Soy María

Doctora en psicología y pedagoga terapeuta (col. nº1433 en COPYPCV) especializada en gestión emocional y procesos de superación personal. Compagino mi consulta online con la investigación científica en emociones, ansiedad, bullying y sus secuelas.

Suscríbete a la Newsletter

Recibe en tu correo electrónico orientatips para conocer tus emociones y mejorar tu bienestar. Cuida de tus emociones, cuida de ti

Estas son nuestras redes sociales, en ellas compartimos más recursos sobre bienestar emocional:

10 Comentarios

  1. mariamparo

    me resulta curioso que no sea nadie de mi familia, mis padres o hermanos, ellos siempre están ahí pero no se porque no me aportan la tranquilidad que necesito

    Responder
    • Dra. Maria Beltran Catalan

      Hay muchos elementos que influyen. La capacidad y habilidad de la persona para validar nuestras emociones, acompañarnos y regularnos es importante. El vínculo emocional que pueda existir entre ambas personas, también. La personalidad, la disponibilidad, que su respuesta se ajuste a lo que necesitamos… Y esto aplica también al revés, es decir, para quienes se apoyan o no en ti. Las relaciones son un mundo apasionante lleno de matices.

      Responder
  2. mariamparo

    mi figura de apoyo es mi marido, cuando estoy realmente mal, cuando me dan los ataques de ansiedad, saber que él está ahí me tranquiliza, cuando me dice, todo saldrá bien, reconforta.
    después está mi «persona» mi amiga carmen, me aporta claridad mis pensamientos y me saca del bucle

    Responder
    • Dra. Maria Beltran Catalan

      Me alegro mucho de que identifiques tus figuras de apoyo y que te apoyes en ellas cuando lo necesitas, especialmente en esos ataques de ansiedad. ¿Sueles tener ataques de ansiedad? ¿Te has planteado acudir a terapia para aprender a prevenirlo y gestionarlos? La vida es aprendizaje; las emociones también.

      Responder
  3. Toñi

    Quien desde niña se ha acostumbrado a ocultarlo todo detrás de una coraza es complicado soltar nuestras inquietudes a cualquier persona. Durante años he vivido en una burbuja donde me he introducido cada vez que me he sentido vulnerable o atacada, o simplemente no he sido capaz de afrontar el problema…

    Fantástico el artículo María, trataré de aplicarlo

    Responder
    • Dra. Maria Beltran Catalan

      Cuando el entorno no es del todo cálido o seguro es natural ponerse una coraza emocional. Nos escondemos en una burbuja donde no pueden hacernos daño, pero claro, también nos dificultamos tener conexiones genuinas y plenas con otras personas. Identificar que esa coraza, esa burbuja, nos ha protegido es tan importante como identificar que a veces nos priva de vivir otras cosas. Así, podemos tomar consciencia y decisión al respecto para empezar a vivir de una forma más plena, aceptando nuestra vulnerabilidad y permitiéndonos conectar con quienes nos aman.
      Gracias por comentar, Toñi, y por tu palabras. Me reconforta que te haya resultado útil e interesante. Te envío mis mejores deseos y mucho cariño, Toñi. ¡Y un abrazo grande!

      Responder
  4. Fátima

    Solo le cuento algo de mis cosas a una amiga, pero nunca todo
    Me cuesta mucho abrirme del todo
    Desde niña siempre oculte todo o casi todo, los problemas de mi familia, mis miedos, mis inseguridad
    Me forme una coraza y en ella sigo

    Responder
    • Dra. Maria Beltran Catalan

      Es curioso cómo, de adultas, reproducimos esos aprendizajes que adquirimos cuando somos pequeñas. Si cuando nos sentíamos tristes, enfadadas o agobiadas no podíamos apoyarnos en una figura de apego adulta, aprendemos a guardarnos todo para nosotras. Si nuestra madre o nuestro padre estaba normalmente ocupada/o, o había conflictos y problemas familiares que parecían «más importantes», aprendemos que nuestro malestar puede esperar, que quizá no es tan importante y que al compartirlo con alguien podríamos molestar con nuestros problemas. Sin embargo, es aceptando nuestra vulnerabilidad y conectándonos de forma sincera con nuestros seres queridos como nos recuperamos y nos hacemos más fuertes, querida Fátima.
      Espero que este artículo te ayude a identificar esas relaciones seguras con las que empezar a soltar esa coraza. Seguro que hay alguien que sientes que te aprecia y respeta.
      Si aun así te cuesta, corazón, y necesitaras una ayuda adicional, siempre me tendrás a tu disposición en mi consulta online.
      Te envío un cálido abrazo con mis mejores deseos de autocuidado para ti.

      Responder
  5. Miriam

    Siempre me pongo una coraza… Incluso cuando quiero pedir ayuda y tengo ese impulso, al final me freno porque no quiero molestar o porque pienso que no me van a entender. Es muy difícil eso de aceptar la vulnerabilidad cuando te han hecho tanto daño.

    Responder
    • Dra. Maria Beltran Catalan

      Cuando nos han hecho mucho daño, y en especial cuando lo han hecho otros seres humanos, se modifica nuestra forma de comprender las relaciones y las expectativas que tenemos sobre las mismas. Por eso nos aislamos y ponemos una coraza. Sin embargo, estoy segura de que, siguiendo los puntos que comento en el artículo, sabes identificar a alguien de tu entorno emocional que podría ser ese vínculo seguro. Inténtalo, corazón, y si «dejarte querer», vincularte, te cuesta o se te hace difícil, podemos trabajarlo juntas en mi consulta online. Mereces el amor de las relaciones seguras.

      Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Descubre cómo relajarte en 20 minutos

¿Te sientes estresada, agobiada o angustiada? ¿La incertidumbre te puede? ¿Te cuesta gestionar tus emociones? ¿Tienes dificultades para concentrarte en tus tareas diarias? ¿Tienes un torbellino en la cabeza que parece interminable? 

He preparado esta sesión de relajación guiada porque quiero que relajes tus emociones, cuerpo y pensamientos, y seas más dueña de tu estado emocional, reacciones y decisiones. 

Consentimiento tratamiento datos

You have Successfully Subscribed!

× Hola