El trastorno mental más común: 4 mitos y realidades sobre la ansiedad

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¿Sufres de ansiedad? Si es así, es posible que hayas buscado en Internet qué es, cómo se trata y cómo se supera. Puede que incluso amistades y familiares bienintencionados pero poco formados te hayan dado consejos al respecto. En ese caso, permíteme ayudarte a comprender mejor la realidad frente al mito.
Cuando hablamos de ansiedad y, especialmente, si es un problema para nosotros, podemos encontrarnos con los siguientes obstáculos para nuestra información:
- Sobreinformación errónea sobre la ansiedad en internet y redes sociales. Tanto sobre las causas y tratamiento como sobre sus consecuencias y diagnóstico.
- La ansiedad también es una emoción natural y adaptativa. Por ello, es fácil pensar que por haber tenido ocasionalmente una crisis de ansiedad podemos comprender la ansiedad en otras personas.
- Existe un estigma sobre la salud mental frente a la física. Tener un problema o trastorno de ansiedad no se considera, socialmente, suficientemente importante.
- Alrededor del 75% de los profesionales de salud mental no se basan en la evidencia científica para tratar la ansiedad. En muchos casos la persona debe pasar por muchos profesionales antes de dar con un tratamiento eficaz.
Como quiero aportar mi granito de arena contra la desinformación, aquí van cuatro mitos y sus realidades correspondientes:
Mito 1: la ansiedad no es un problema mental real
Experimentar cierto nivel de ansiedad es normal e importante; nos ayuda a enfrentar los desafíos que la vida nos presenta. En cambio, la ansiedad puede también volverse problemática y afectar de forma negativa nuestras decisiones y nuestra capacidad para vivir plenamente nuestra vida. Si esto, además, se torna incapacitante, es cuando estamos hablando de un trastorno de ansiedad. En ambos casos, ansiedad problemática y trastorno de ansiedad, necesitamos acudir a alguien que nos ayude a manejarlo y superarlo, como cuando tenemos un problema de salud física.
Muchas personas pueden experimentar ocasionalmente ansiedad, incluso con consecuencias o síntomas físicos. Sin embargo, para muchas otras estos efectos tienen más que ver con la preocupación constante o el pánico que experimentan, en lugar de un dolor de estómago o de cabeza que pueden describir a un médico. Estos sentimientos pueden ser difíciles de medir o incluso describir, pero son muy reales y necesitan ser tratados. Tanto como una pierna rota o un dolor de espalda debilitante.
Aquellas personas con ansiedad no pueden simplemente «salir de ella» o «superarla» con solo «quererlo». Se necesita ayuda profesional para lograrlo, como cuando se tiene un problema físico. De hecho, ignorar sus miedos puede tener el efecto de empeorarlos… Por eso, es importante reconocer esos sentimientos y apoyar a la persona que los experimenta. Tal como lo haría la gente con cualquier persona con una enfermedad física.
Mito 2: Alguien con ansiedad debe evitar situaciones estresantes
Evitar el estrés y las tensiones de la vida simplemente no es posible, y tampoco es realmente deseable. Incluso si sufrimos, la exposición a desafíos y situaciones difíciles es absolutamente crucial. Aprender a lidiar con las cosas que nos aterrorizan o estresan, de una manera saludable y productiva, puede ser de hecho una de las formas de tratar nuestras preocupaciones y nuestro pánico. En eso consiste la terapia cognitivo conductual y de exposición, que es la que ha demostrado ser realmente eficaz para superar la ansiedad.
Independientemente de los sentimientos difíciles que puedan generar tales desafíos, todas las personas merecemos poder hacer las cosas que son importantes para nosotras. Sí, ndependientemente de si tenemos o no un problema o trastorno de ansiedad. Es importante saber que evitar las cosas que tememos por completo puede tener el efecto contrario del deseado y magnificar nuestras preocupaciones. Es darle más poder de decisión sobre nuestra vida, y eso puede darle a la ansiedad el combustible que necesita para crecer.
Mito 3: las personas con ansiedad deben evitar tomar medicación
Para tratar y superar la ansiedad es necesaria terapia psicológica o psicoeducativa. En concreto, la terapia cognitivo conductual y de exposición ha demostrado ser eficaz para ello. A veces, sin embargo, la severidad de la ansiedad es tal que es necesario un tratamiento farmacológico adicional que ayude a la persona a afrontar la terapia.
En esos casos puntuales, la medicación puede funcionar como una especie de amortiguador que permite a las personas, en terapia, dar un paso atrás y comprender más claramente cómo manejar situaciones difíciles o perturbadoras. Obviamente, tomados bajo estricta supervisión profesional y siempre como parte de un plan de tratamiento más amplio. El objetivo de cualquier medicamento para la ansiedad es tener un papel positivo en el proceso terapéutico más psicológico y psicoeducativo.
Si recibimos un diagnóstico de ansiedad, es importante preguntar qué implica, qué tratamiento nos recomiendan y por qué, y qué posibles efectos secundarios tiene. Así podremos, junto con nuestros seres queridos y cuidadores, estar atentos a las señales o problemas potenciales. En cualquier caso, lo más importante tras recibir un diagnóstico de ansiedad es acudir a terapia para aprender cómo gestionar esa ansiedad y llevar una vida más plena.
Debemos tener presente que la medicación es solo una línea de tratamiento y debe ser, si se produce, siempre de forma adicional a la terapia psicológica o psicoeducativa.
Mito 4: solo las personas nerviosas pueden sufrir ansiedad
Cualquier personas puede experimentar ansiedad. Incluso aquellas que parecen más seguras o extrovertidas, más estables, pueden tener crisis, problemas o trastornos de ansiedad. Si bien los síntomas en algunas personas pueden ser notables, otras pueden experimentarlos sin que nadie más se dé cuenta durante años. Es posible que puedan enmascarar sus síntomas. Incluso sus amigos y seres queridos pueden descartar signos como problemas estomacales o abuso de sustancias como si fuera algo que no tiene nada que ver con la ansiedad.
Para muchas personas, la ansiedad crecerá a partir de ese constante ‘goteo, goteo’ de estrés y preocupación del que ya he hablado. Goteo al que cualquier persona, de cualquier condición social, puede ser susceptible. Por ello, es importante tener presente que, si el comportamiento de alguien a quien amamos ha cambiado, debemos mirar más allá de la superficie y hablar con esa persona para tratar de averiguar qué está pasando.
El apoyo de nuestros seres queridos cuando sufrimos ansiedad es esencial. Tener a alguien que nos acompañe emocionalmente y anime en nuestro proceso de recuperación ayuda a conseguir la superación deseada. Esto se debe a que tener vínculos de apego seguro en nuestro entorno emocional nos equilibra y nos ayuda a mantenernos en el camino de superación. En este artículo te cuento el por qué: La clave no es qué, sino quién te hace sentir más a salvo (clic aquí).
Esperanza ante la ansiedad
Tener problemas o un trastorno de ansiedad está reconocido como una de las principales afecciones de salud mental del mundo. Afortunadamente, puede tratarse y superarse con éxito. Solo se necesita la terapia adecuada, los recursos necesarios, tiempo, perseverancia, determinación y el apoyo de alguien que nos aprecie y acompañe en el proceso.
Si sufres ansiedad o conoces a alguien en esta situación, comparte este artículo para que tu entorno comprenda mejor la situación. La información es poder, especialmente en un problema o trastorno que genera tanto miedo, inseguridad, incertidumbre e incluso pánico.
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Yo creia que tenia ansiedad porque soy muy sensible pero este articulo me ha hecho reflexionar
La ansiedad puede surgir por muchos motivos, querida Ana. Desde un pasado de abuso o maltrato, hasta conflictos familiares o circunstancias personales prolongadas y estresantes emocionalmente. Ser una persona más sensible no necesariamente nos hace más susceptibles de sufrir ansiedad. La ansiedad es una emoción que puede volverse problemática o incluso un trastorno mental muy incapacitante, pero tiene terapia y se puede superar. Me alegro de que el artículo te haya hecho reflexionar. Gracias por comentar. 🙂