Necesidad de pertenencia: ¿Por qué siento que no encajo en ningún lado?
¿Por qué siento que no pertenezco a ningún lado? ¿Tan difícil es encajar en algún lugar con naturalidad y libertad? ¿Voy a sentirme así, con esta tristeza y desarraigo, para siempre? ¿Te has hecho preguntas parecidas a estas alguna vez?
Si es así, este artículo espero que te aporte comprensión y algo de luz. Vamos a hablar de la necesidad de pertenencia, su importancia, impacto y cómo satisfacerla para ser feliz. Pertenecer, encajar, sentirnos parte de algo más.
El sentimiento de soledad e incomprensión
La mayoría de las personas hemos podido notar cómo nuestras emociones nos indican si esta necesidad de pertenencia está satisfecha o no. Cuando hacemos una nueva amistad, iniciamos una relación de pareja, entramos en algún grupo social o club, fácilmente nos sentimos alegres, ilusionadas, motivadas. Tener un bebé, por ejemplo, también es una experiencia de pertenencia a una familia, o incluso a un grupo social, según las circunstancias que rodeen al evento.
Ser feliz con la propia vida es en gran parte el resultado de cuántas relaciones tenemos y cuán satisfactorias son esas relaciones. No se trata tanto de cantidad, como de la calidad de esos vínculos. Aunque de primeras podamos pensar que el dinero o tener pareja, independientemente de en qué condiciones sea, es una solución, resulta que ser parte de relaciones felices y estables, en general, tiene una influencia mucho mayor en la felicidad.
Es por ello que, cuando las personas somos excluidas de un grupo social, una relación se distancia o se rompe, se siente una amplia variedad de emociones desagradables: tristeza, frustración, rabia… De hecho, la ansiedad es una de las principales formas de emociones negativas que resultan de la pérdida de una relación, esa ansiedad por separación que hasta los bebés presentan y que puede convertirse en dependencia emocional si no nos sobreponemos a ello.
La depresión y la tristeza también pueden ser el resultado de no ser aceptadas en grupos o relaciones y, a menudo, la depresión y la ansiedad van de la mano cuando las personas nos sentimos rechazadas. El sentimiento de soledad e incomprensión, que suele aparecer en algunos casos, se describe en la literatura científica como un estado de ánimo persistente derivado de sentir que la persona no tiene suficientes relaciones satisfactorias.
La soledad es más que no tener contacto social, porque una persona puede tener múltiples interacciones a lo largo del día y aún así sentirse sola. Sentirse sola es un ejemplo de cómo deben darse interacciones en el contexto de relaciones duraderas para satisfacer la necesidad de pertenencia.
Qué es la necesidad de pertenencia
La soledad, la ausencia de cuidados y la violencia escolar son solo algunos de los problemas que afectan directamente a la necesidad de pertenencia. La necesidad de pertenencia no satisfecha durante nuestra etapa infantil y adolescente puede dar lugar a sentimientos muy desagradables sobre nuestro espacio en el mundo. Haber sufrido bullying o tener alguna condición neurodiversa no aceptada dentro del grupo social nos excluye, rechaza y anula.
Cuando partes de la propia personalidad han sido censuradas durante la infancia/adolescencia, se gesta un miedo cada vez mayor a mostrarnos como somos. Entonces corremos el peligro de autocensurarnos y olvidarnos de que somos personas válidas, dignas y valiosas, que no necesitamos estar demostrando que merecemos un lugar todo el tiempo hasta la extenuación, que somos suficiente.
La necesidad de pertenencia es la motivación fundamental que tenemos los seres humanos para ser aceptados en las relaciones con los demás y para sentirnos parte de un grupo social. Es una necesidad básica y humana, como lo es el alimento, solo que a nivel emocional.
Para que esta necesidad sea atendida de forma sana durante el desarrollo, estas relaciones deben tener más positividad que negatividad, ser duraderas en el tiempo y significativas, importantes y valiosas para todos los miembros del grupo. Sentirse parte es mucho más que, simplemente, “estar ahí”. Es ser un miembro activo y valioso, y que así sea percibido, de esa pequeña comunidad.
Formas de pertenecer
La satisfacción de la necesidad de pertenencia es algo que se ha de promover en todos los espacios sanitarios, educativos y sociales a lo largo de toda la vida de las personas. Y es por eso que en Oriéntate con María le damos tanta importancia a que nuestros servicios sean ese lugar seguro y pueda dar lugar a ese vínculo de apoyo tan necesario. La evidencia científica muestra que se puede lograr desde distintas perspectivas:
Desde la aceptación social
Establecer nuevas relaciones a partir de intereses comunes, cursos o asociaciones; formar parte de organizaciones espirituales o religiosas afines a la persona; o participar en membresías sociales y emocionales sólidas y guiadas (como nuestro Gimnasio Emocional de María, haz clic aquí para saber más) contribuyen al proceso de recuperación del sentido de pertenencia a través de la aceptación social.
Sentir que hay un grupo de personas que nos comprende y donde podemos mostrarnos como somos, es realmente liberador. Y si bien puede que necesitemos ayuda individual terapéutica, el autocuidado social y emocional siempre será un añadido al bienestar y la salud.
Desde la conexión con la naturaleza
Algunos estudios apuntan a que el deseo de conexión no se encuentra solo en la esfera social, sino también en la naturaleza. Los seres humanos tienen una tendencia a conectarse con animales en general o mascotas en particular, con lugares que simbolizan sentimientos agradables o espacios naturales donde hacer una pausa y sentir esa conexión.
A veces, las personas tratan de compensar la carencia del punto anterior con este. Siguiendo los estudios de Ryan y Deci (2017), las personas tienen más desarrollada una perspectiva sobre otra, siendo probable que la conexión con la naturaleza sea una tendencia mayor cuanto menos satisfecha haya sido la necesidad de pertenencia social.
Cuando hablamos de necesidad, también lo hacemos de deseo, anhelo. Y es natural aspirar a ello, no es algo malo, es supervivencia, es búsqueda de bienestar. Está bien. Es normal.
La importancia de la autointerpretación
Los seres humanos no solo somos circunstancias y reacciones emocionales, también somos la interpretación que hacemos de lo que hacemos, vivimos y decidimos. La autointerpretación, también conocida como autoconstrucción, refleja cómo entendemos la relación con nosotros mismos y con los demás en el entorno que nos rodea. Cómo percibimos nuestro lugar en el mundo.
Hay dos dimensiones principales de la autointerpretación: la autoconstrucción independiente y la autoconstrucción interdependiente. Esta última encajaría con lo que hemos estado comentando: la necesidad, deseo e importancia de conexión social con otras personas, como prioridad. La autoconstrucción o autointerpretación independiente, en cambio, enfatiza la autonomía y la separación de los demás. En este aspecto, el deseo de conectarse con otros seres humanos puede no ser un objetivo principal y, en compensación, poner el foco en cultivar más la conexión con la naturaleza.
Se llama autointerpretación porque somos nosotros quienes dotamos de significado nuestro sentido de pertenencia. ¿Reconoces cuál estás utilizando tú? ¿Dirías que te produce calma o inquietud?
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